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Ése es su Dios

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Tryadhis dasa (VBD)

Nombre de Usuario: Tryadhis

Mensaje Número: 49
Registrado: 02-2003
Enviado Lunes, 06 de Octubre de 2003 - 12:34 am:   

Tanto Prabhupada como sus compañeros de viaje, Syamasundara y Aravinda no tuvieron problemas a la hora de obtener visados de turistas para Rusia. Consiguieron un viaje de cinco días controlado por el gobierno con cada una de las actividades planificadas por la Oficina Soviética de Turismo y todo pagado por adelantado.

El capitán Lal, el piloto del vuelo a Moscú, consideró que Prabhupada era un pasajero muy importante y fue a visitarlo durante el trayecto. Hablaron del movimiento de Prabhupada, de las posibilidades que tenía para dar conferencias en Moscú, y de Bombay, donde Prabhupada intentaba comprar un terreno. El capitán Lal invitó a Prabhupada a la cabina del piloto y Prabhupada se sentó detrás de él y le hizo todo tipo de preguntas técnicas acerca del equipo y el vuelo. Prabhupada y el capitán Lal acordaron verse de nuevo en Moscú.
Prabhupada, su secretario y su sirviente cruzaron rápidamente y sin problemas las aduanas soviéticas, y un guía turístico del gobierno les escoltó en una limusina hasta el hotel National. El hotel, cerca de la Plaza Roja, la tumba de Lenin y el Kremlim, era caro pero sencillo. Prabhupada encontró su habitación pequeña y sucia, con a penas espacio para una cama y dos sillas. La habitación de Syamasundara y Aravinda estaba muy lejos, de modo que Prabhupada decidió que Aravinda compartiera habitación con él, con lo cual se vieron aún más estrechos.
Aravinda informó al director del hotel que no tomarían la comida del hotel, sino que se cocinarían sus propia comida. Syamasundara encontró una tienda que vendía leche y yogur, pero volvió a la habitación de Prabhup€da sin fruta, verduras ni arroz. Prabhupada le mandó salir de nuevo y esta vez Syamasundara anduvo durante casi todo el día para encontrar tan solo un par de coles. Prabhupada le envióal día siguiente a comprar arroz. Cuando Syamasundara regresó al cabo de varias horas, Prabhupada comprobó que se trataba de una mala variedad, muy dura, de arroz norcoreano. Prabhup€da pidió fruta, pero Syamasundara tuvo que andar quilómetros y quilómetros por toda la ciudad para encontrar algo fresco -unas cuantas cerezas. Fuera donde fuera, Syamasundara tenía que esperar en largas colas para comprar algo, aunque normalmente alguien de la fila advertía que era un turista y le hacía colocarse al principio. Todo lo que compraba era a través de cupones.
Prabhupada, pacífico y regular, seguía manteniendo su programa diario. Se levantaba temprano a traducir y en medio del frío de la mañana salía a dar un paseo por las calles desiertas. Con su cadar color azafrán, Prabhupada andaba deprisa con Syamasundara corriendo de vez en cuando delante de él para tomarle alguna foto.
Cuando pasaban frente a la tumba de Lenin veían alguna cola que empezaba a formase. "" comentó Prabhupada una mañana. "La gente no entiende la diferencia entre cuerpo y espíritu. Aceptan al cuerpo como si fuera la persona real."

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