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Agnipuranadas2

Nombre de Usuario: Agnipuranadas2

Mensaje Número: 1
Registrado: 02-2003
Enviado Jueves, 29 de Mayo de 2003 - 07:41 pm:   

LAS GLORIAS DEL BHAGAVAD-GITA

Capitulo 11 – El raksasa
El Señor Siva dijo: "Ahora le relataré las glorias del décimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita, mi querida Parvati.
No es posible decirle todas las glorias. Como hay cien historias, le relataré sólo una de ellas.

En la ribera del río Pranita hay una gran ciudad de nombre "Megankara", donde está el famoso templo de Jagat Isvara. Jagat Isvara está sosteniendo un arco en su mano. En esa ciudad de "Megankara" había un brahmana puro de nombre Sunand, quien permaneció toda su vida como brahmacari.

Sunand solía sentarse enfrente del Señor Jagat Isvara y recitar el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita y recordar la forma universal del Señor. Por recitar el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita, él logró completo control de sus sentidos y pudo recordar, continuamente, al Señor Jagat Isvara.

Una vez, ese brahmana puro fue de viaje por los lugares sagrados en las riberas del río Godavari. Él visitó todos los lugares sagrados empezando por Tirtha-Viraja. En todos los lugares sagrados que visitó, se baño y tomó darshana de la deidad. Un día, llegó hasta la ciudad de "Vihava Mandap". Junto con sus asociados buscaron un lugar para quedarse y eventualmente, en la mitad de la ciudad encontraron un "Dharmashala", donde descansaron esa noche.

Cuando Sunand despertó por la mañana, vio que todos sus asociados se habían ido. Mientras los buscaba, se encontró con el jefe de la ciudad, quien inmediatamente cayó a sus pies y le dijo: "¡Oh!, Gran sabio, no puedo decirle a donde han ido sus asociados, pero puedo decirle que no hay un devoto como usted. Yo nunca he visto a ninguno tan puro como usted. ¡Oh!, Mi querido brahmana, le suplico que se quede en esta ciudad". Cuando Sunand escuchó la humilde solicitud del jefe de la ciudad, decidió quedarse por algunos días.

El Jefe hizo todos los arreglos para una confortable estadía de Sunand y se ocupó de su servicio día y noche. Después que pasaron ocho días, un aldeano vino donde Sunand y llorando profundamente, le dijo, "¡Oh!, Brahmana puro, anoche uno rakshasa se comió a mi hijo". Sunand preguntó: "¿Dónde permanece ese rakshasa? ¿Y cómo se comió a su hijo?"

El aldeano respondió: "En esta ciudad vive un muy espantoso rakshasa, que todos los días está comiéndose los aldeanos como y cuando le place. Un día, todos nosotros fuimos donde el rakshasa y le solicitamos su protección, y en correspondencia nosotros solíamos proveerle su comida diaria. Un Dharmashala fue construido y todos los viajeros que venían eran enviados a descansar allá y mientras estaban durmiendo el rakshasa venía y se los comía. En esta forma pudimos protegernos nosotros mismos de este rakshasa. Usted, junto con sus asociados, permaneció en ese dharmashala, pero el rakshasa no se lo comió junto con los otros. Yo le diré la razón. La noche pasada vino un amigo de mi hijo pero yo no me di cuenta que era un cercano y querido amigo de mi hijo y lo envié a permanecer en el dharmashala. Mas tarde, cuando mi hijo se enteró, fue al dharmashala, a tratar de traerlo de vuelta, pero cuando fue allá, el rakshasa también se lo comió.

Hoy en la mañana, fui donde habita el rakshasa y le pregunté, "¿Porqué se había comido a mi hijo junto a los otros viajeros?", también le pregunté ¿Si había alguna manera de que yo pudiera traer a mi hijo de vuelta?" El rakshasa me dijo, "Yo no sabia que su hijo también había entrado al dharmashala, así que me lo comí junto a los otros. Traerlo de vuelta será posible cuando yo pueda librarme de este cuerpo de rakshasa, lo cual será posible por la misericordia de una persona que recite, diariamente, el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita. Justo ahora, en la ciudad, hay un brahmana, quien ha permanecido en este dharmashala, pero yo no me lo he comido porque él recita, diariamente, el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita. Si él recita, siete veces, el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita y luego riega agua sobre mi, entonces seré capaz de liberarme de la maldición del cuerpo de rakshasa."

Sunand le preguntó al aldeano, "¿Qué pecado ejecutó esa persona para tomar el cuerpo de un rakshasa?". El aldeano respondió, "Hace mucho tiempo vivía en esta ciudad un granjero. Un día, él estaba cuidando sus campos, cuando cerca de él, un gran buitre atacó a una persona, que viajaba por el camino. En ese momento, un yogi estaba pasando y cuando vio que esa persona estaba siendo atacada por el buitre, corrió a ayudarla, pero cuando la alcanzó fue demasiado tarde. Entonces el yogi se enojo con el granjero y le hablo como sigue, "Quien ve a otro en peligro de ladrones, serpientes, fuego, atacado con armas, etc y pudiendo ayudarlo no lo hace, es castigado por Yamaraja. Después de sufrir por mucho tiempo en el infierno, él nace como un lobo. Y uno que ayuda a alguien cuando necesita ayuda, ciertamente complace al Señor Visnu. Uno que intenta salvar una vaca de las garras de un animal feroz, de un hombre de clase baja o un gobernante malvado, alcanza al Señor Visnu. Malvado granjero, usted vio al buitre atacando a esa persona, pero no intento salvarla, ahora yo lo maldigo a usted a nacer como un rakshasa". El granjero dijo, "Yo estuve cuidando los campos toda la noche y estaba muy cansado, bondadosamente, sea misericordioso conmigo, ¡Oh! gentil sabio." El yogi respondió, "Cuando alguien, que esté recitando diariamente el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita, riegue agua sobre su cabeza, entonces podrá librarse de esta maldición."

El aldeano dijo: "Mi querido Sunand, bondadosamente, riegue con sus manos, agua sobre la cabeza de este rakshasa".

Después de escuchar la historia del aldeano, Sunand fue, junto a él, al lugar donde permanecía el rakshasa y mientras estaba recitando el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita, regó agua sobre su cabeza. Inmediatamente, el rakshasa tomó una forma de cuatro brazos, como la del Señor Visnu. No sólo él, sino todas las cientos de personas que se había comido, tomaron formas de cuatro brazos como la del Señor Visnu. Todos ellos se sentaron en el avión de flores, que estaba esperando para llevarlos a Vaikuntha.

Viendo esos asombrosos acontecimientos, el aldeano le preguntó al rakshasa, cuál era su hijo. El rakshasa comenzó a reír y señalando una de los cientos de personas sentadas en el avión trascendental, respondió: "Ese es su hijo". El aldeano le solicitó a su hijo venir a casa con él. Escuchando la solicitud de su padre, sonrientemente respondió: "Mi querido señor, muchas veces usted ha sido mi hijo y yo el suyo, pero ahora por la gracia de este gran devoto puro, Sunand, he sido liberado de la rueda de nacimiento y muerte y ahora voy a mi verdadero hogar, Vaikuntha. Querido señor, bondadosamente entréguese a los pies de loto de Sunand y escuche de él el Décimo primer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita y también podrá alcanzar la morada del Señor Visnu, Vaikuntha, de esto no hay duda. De la boca del Señor Krishna, vinieron esas néctares instrucciones en la batalla de Kuruksetra, en respuesta a las preguntas de su amigo Arjuna. Y sólo por escuchar y recitar este discurso puede uno romper el apretado nudo que nos ata a la rueda del nacimiento y muerte."

El Señor Siva dijo: "Después de decir, a su padre, esas palabras llenas de sabiduría, junto con todas esas otras afortunadas almas, salió para Vaikuntha y su padre aprendió, de Sunand, el Decimoprimer Capítulo del Srimad Bhagavad-Gita, y muy pronto también fue a Vaikuntha.

Mi querida Parvati, usted ha escuchado las glorias del Decimoprimer Capítulo del Bhagavad-Gita, el cual puede destruir todas las reacciones pecaminosas".

El capitulo once del Srimad Bhagavad-Gita es pleno en glorias. Concede el poder de librar a los otros de plagas y a quien lo recita diariamente, lo lleva a Vaikuntha.

Solo oyéndolo y recitándolo se puede romper el nudo que nos ata a la rueda de nacimiento y muerte, capaz de destruir todas las reacciones pecaminosas.

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