   
Tryadhis dasa (VBD)
Nombre de Usuario: Tryadhis
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| | Enviado Viernes, 11 de Abril de 2003 - 06:43 am: |  |
Rama, el más grande descendiente de la línea del rey Ikshvaku, estaba provisto con todos los signos divinos y auspiciosos. Sus ojos estaban teñidos de rojo, y Sus labios eran también colorados. Sus largos brazos se extendían hasta Sus rodillas, y los símbolos de Vishnu, la flor de loto, la caracola, el rayo y otras marcas, se podían ver en las palmas de Sus manos, y también en las plantas de Sus pies.
El siguiente hijo del rey Dasaratha, llamado Bharata, tomó nacimiento del vientre de la Reina Kaikeyi. Siendo una manifestación de la Suprema Personalidad de Dios, Bharata también poseía gran fuerza. Después del nacimiento de Bharata, la Reina Sumitra dio nacimiento a Lakshmana y a Satrughna, quienes eran también expansiones del Señor Supremo.
Al nacer el Señor Rama, todos los semidioses en los planetas celestiales empezaron a cantar y a tocar instrumentos musicales. Las apsaras celestiales danzaron, y todos los gandharvas, siddhas, kinnaras y vidyadharas se reunieron en el cielo para ofrecer oraciones al Señor y rociar la Tierra con flores.
Todo el mundo en Ayodhya se regocijó con la aparición del Señor Ramachandra. Mucha gente bailaba y cantaba, y todos estaban felices. En los caminos que conducían a Ayodhya se escuchaban por doquier dulces canciones, y el rey Dasaratha, estando muy complacido, ejecutó una ceremonia esplendorosa para otorgarle un nombre a su maravilloso hijo, entregando puñados de joyas brillantes, miles de vacas, y muchos otros regalos valiosos a los bráhmanas.
El sacerdote Vasishtha Muni ejecutó todas las ceremonias purificatorias para los cuatro muchachos divinos -Rama, Bharata, Lakshmana y Satrughna. Con el paso del tiempo, otras ceremonias, desde el otorgar nombres, hasta la presentación del cordón sagrado, fueron llevadas a cabo por Vasishtha Muni. Muy pronto, los cuatro ilustres hijos del rey Dasaratha se volvieron expertos en el conocimiento de los Vedas y sus héroes, con la intención de beneficiar a todos.
El Señor Rama era muy experto en la lucha de cuádriga, y en montar elefantes y caballos. Su predilección, sin embargo, era la arquería. En todo sentido, estaba consagrado al servicio de Su padre. El hermano menor de Rama, Lakshmana, estaba profundamente apegado a Rama, y trataba de satisfacerlo en todo aspecto. Rama amaba tanto a Lakshmana que no podía siquiera dormir sin él. Tampoco Rama comía cuando su hermano menor no estaba presente. Dondequiera que el Señor Rama salía a cabalgar, o conducía alguna carroza, Lakshmana estaba con Él, resguardándolo por todos los flancos.
Tal como Lakshmana servía a Rama, Satrughna servía a Bharata, y de esta manera los cuatro hijos eran inseparables, y muy queridos uno al otro. Viendo sus excelentes cualidades, el rey Dasaratha se sentía muy afortunado. En verdad los cuatro muchachos siempre moraban en el fondo de su corazón.
Ésta es la naturaleza del amor: el amado yace en el fondo del corazón de uno, y no se le puede olvidar ni por un momento. Tal como el Señor Krishna dice, Sus devotos puros están siempre en el fondo de Su corazón, y Él está siempre en el de Sus devotos. Ellos son lo más querido para Él, y Él es lo más querido para ellos. Los devotos no conocen nada excepto a su Señor adorable, Quien siempre protege a las almas rendidas a Él. No existe la separación, ni en este mundo, ni en el siguiente, porque el Señor y Sus devotos viven eternamente en bienaventuranza trascendental, mucho más allá de la ansiedad sufrida en este mundo de nacimiento y muerte.
Debido a que el rey Dasaratha estaba siempre sumergido en pensamientos acerca de la Suprema Personalidad de Dios bajo la forma de sus cuatro hijos, él conocía la felicidad plena, y su corazón estaba completamente satisfecho.
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