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Enviado Lunes, 25 de Diciembre de 2006 - 11:12 am:   


Diario de un Predicador Viajero Volumen 5 - Capitulo 17
El Príncipe Consentido
Varsovia, Polonia, 2 de Mayo al 1 de Junio de 2004

Mientras mi avión daba círculos sobre Varsovia esperando el permiso para aterrizar, miré por la ventanilla. Incluso desde el cielo, Varsovia no era atractiva, tiempo atrás fue una de las ciudades más hermosas de Europa, pero fue arrasada por el constante bombardeo de la fuerza aerea Alemana durante la Segunda Guerra Mundial. La reconstrucción de la ciudad fue realizada por gente sin ningún criterio de la arquitectura o el diseño. Sin embargo estaba ansioso por llegar, Polonia ha sido durante quince años mi prabhudata desh (NT:derivado del sánscrito: país), mi campo de prédica designado, de hecho estaba volviendo a casa.

Había estado lejos durante nueve meses, viajando, predicando y recolectando fondos para mi gira del festival de Polonia. He trabajado duro y se me ve más viejo. De hecho a los 55 estoy sintiendo los rigores de estar viajando más que nunca, en Sudáfrica un devoto me preguntó acerca de esto, “¿No se está volviendo un poco viejo por todos estos Harinamas y festivales diarios que tiene en Polonia?”, “estos días he estado observando que tiene dificultades incluso para subir las escaleras.”

“Viejo, si,” respondí “pero no tanto como todo eso”.

Ese mismo día en el vuelo que me alejaba de Johannesburgo sonreí al ver los titulares del periódico que citaban a Nelson Mandela durante una función el día anterior, “estoy disfrutando mucho”, dijo el Sr. Mandela “aunque tengo 85 me siento como de 55”

Tan pronto como arribé a Varsovia tomé un vuelo local a Katowice, al sur. Arribé exhausto, había viajado 21 horas desde Sudáfrica.

Los devotos me recogieron y me llevaron a Bielsko Biala donde estábamos teniendo nuestro primer festival de la gira de primavera, caminé al lobby y luego al escenario donde dí una corta charla y dirigí un kirtan de una hora, no podría haber esperado una mejor bienvenida.

Esta primavera hemos organizado nuestro festival de una manera diferente que en los años anteriores, contratamos pequeños salones con capacidad para 200 ó 300 personas en las ciudades donde tenemos grandes congregaciones. La idea es permitir a las mismas que se asocien más íntimamente con los devotos y permitir a la gente que se interesó por la Conciencia de Krsna como resultado de los festivales, que se asocien con la congregación. Durante el verano volveremos al formato de grandes festivales al aire libre con gran multitud de gente.

Después del festival en Bielsko Biala me llevaron a un departamento donde caí rendido y me desperté 10 horas más tarde, luego de hacer mi puja y cantar mis rondas esa mañana salté a una camioneta de sankirtan con el objeto de publicitar nuestro festival en Katowice para esa misma noche. Pero aunque me sentía ansioso por hacer kirtan me encontré poco preparado para esta situación.

Katowice es una ciudad industrial de unas 200,000 personas, desafortunadamente el 30% de la población está desempleada y aquellos que tienen trabajo en promedio ganan menos de $100.oo USD al mes. Tales condiciones son terreno fértil para el crimen y la pobreza, situación que se volvió patente cuando salimos de la van.

Era una mañana helada y caía una fina lluvia, el fuerte olor del combustible que utilizan para calentar los edificios a lo largo de la calle pronto llenó mis fosas nasales, la escena estaba rematada por unos feos y grises edificios resultado de la reconstrucción post guerra, de las alcantarillas se escapaba un hedor de cloacas viejas, antiguas calles de adoquín, remanentes de lo que había sobrevivido a la guerra, agregaban un toque gris a la miserable escena.

La gente nos echaba extrañas miradas mientras nos juntábamos para hacer el Harinama, no estaban familiarizados con los devotos y algunos reían mientras que otros observaban nuestras ropas Vaisnavas, caminamos en silencio, un grupo de skinheads nos miraron fríamente, nuestros archi-rivales, quienes se habían juntado en la esquina cruzando la calle.
Instintivamente coloqué mi mano dentro del bolsillo a donde cargaba mi frasco de gas lacrimógeno.

Pero no estaba allí, lo había dejado en mi guardarropa en Varsovia al final de la gira del año pasado, me maldije, aunque raramente lo he usado el gas lacrimógeno me da un sentimiento de seguridad cuando los devotos salen a Harinama en las impredecibles calles de las ciudades de Kali-yuga.

Dimos comienzo con el harinama, pero sólo unas pocas personas nos prestaron atención, así como brillantes eran los devotos en sus coloridos dhotis y saris, así de patentes eran las modalidades de la pasión e ignorancia que prevalían en las calles. La gente caminaba a nuestro lado con la mirada perdida hacia delante, preocupados por sus trabajos (o la ausencia de él), la escuela y muchas otras ansiedades.

No éramos los únicos abogando por algo de atención, también había un número inusual de alcohólicos mendigando algo de dinero para comprar sus bebidas en algún bar de mala muerte de la zona, si alguien atraía la atención eran los jóvenes, chicos y chicas pesadamente tatuados, decorados con joyas monótonas que atravesaban sus orejas, cejas y labios y vestidos con pantalones bolsudos y playeras. Sin nada más que hacer que perder el tiempo, ellos completaban muy naturalmente el bizarro espectáculo ante mis ojos.

Mientras ajustaba la cinta de mi mrdanga me atravesé sin querer en el tránsito peatonal y un hombre que pasaba golpeó mi hombro y me mando unos dos metros para atrás, ni siquiera giró para pedir disculpas.

Me sentía sobrecogido por la atmósfera, estaba húmedo, incómodo y me sentía fuera de lugar. Comencé a preguntarme si el devoto de Sudáfrica no estaba en lo correcto, ¿cuál es el lugar correcto para un devoto de edad?, a medida que el Harinama llegaba a su momentum, trataba de situarme en mi otra vez, después de todo he estado haciendo Harinama durante años, ¿qué ha salido mal?

En un momento que volvimos a la van para sacar algo, me fui al fondo de la misma y me senté, luego de 15 minutos ya había entendido mi problema.
Durante meses había estado viajando y predicando en diferentes partes del mundo y mientras lo hacía, había recibido los honores y el respeto que naturalmente se le da a un hombre en la orden de vida de renuncia: Recepciones, guirnaldas, palabras de afecto y camas suaves con sábanas de seda. Alimentos deliciosos me esperaban en cada hogar y autos de lujo me transportaban a los programas de personas famosas y ricas, o inclusive jefes de estado me esperaban. Todo era en el nombre del servicio, pero tengo la sensación de haber quedado con una sentimiento de príncipe consentido.

Y ahora que me estaba mezclando nuevamente con las miserias de las masas me sentía fuera de lugar, la opulencia y el respeto que había recibido contribuyeron a que perdiera la compasión necesaria para predicar en las calles, “de ahora en adelante” hice mis votos, “seré más cuidadoso en mis tratos con la opulencia y la fama”.

Un verso vino a mi mente:

quote:

Mi querida hermana mente, esperar el deseo de honor material y distinción es comparado a la pícara prostituta de bajo nacimiento quien come carne de perro que ya se encuentra danzando en mi corazón, ¿cómo entonces el inmaculado amor puro por Sri Krsna podrá encontrar alguna vez lugar en mi corazón?, por lo tanto tendrás que servir simplemente a los inmaculados devotos del Señor quienes son Sus íntimos asociados y robustos soportes, ellos podrán sacar a esta prostituta y entronar el amor puro de Dios en mi corazón.

[Srila Ragunatha das Goswami, Manah Siksa, Verso 7]


Mirando nuevamente la calle cerré mis ojos y oré por misericordia reflexionando sobre un poema que recito regularmente cuando me encuentro en situaciones difíciles durante mi prédica:

quote:

¡Oh Maestro! Si usted es misericordioso con nosotros una vez más,
que nos encontramos atrapados aquí
en las costas del océano de la muerte,
podremos finalmente alcanzar un cambio para mejor.

Entonces podremos recordar bienaventuradamente una vez más
el Santo Nombre de Krsna,
Una vez más tener fe firme
En nuestro “mensaje de Vaikuntha.”

Una vez más usted nos hará bailar
Por el puro amor de Krsna.
Y usted personalmente disipará personalmente
Cualquier confusión causada por Maya.

¡Oh Srila Prabhupada! Usted personalmente sufre
al ver el sufrimiento de las caídas almas condicionadas.
En este día de su desaparición me encuentro totalmente desanimado.

[Vira Astaka: “Ocho plegarias de Separación de Mi Maestro Espiritual”
por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada, Octeto 5, versos 5-8
Diciembre 1958]
Salté de la van y me dirigí calle abajo. Esta vez el familiar olor de la gasolina quemándose llegó como un alivio, recordándome aquellos días bienaventurados de prédica en las calles. Cuando me uní al grupo de Harinama canté mi verso de sankirtana favorito despojándome hasta de la última vacilación que me quedara por predicar.

quote:

kabe jibe doya, hoibe udoya,
nija sukha bhuli sudina hrdoya
bhakativinoda, koriya binoya,
sri ajna tahala koribe pracar

¿Cuándo habrá un despertar de compasión por todas las almas caídas y cuándo este Bhaktivinoda, olvidándose de su propia felicidad, con un corazón manso intentará propagar con humildad la sagrada orden de Sri Caitanya Mahaprabhu?”

[Bhaktivinoda Thakura, Saranagati, "Kabe Ha'be Bolo," Verso 8]
A pesar de mi renovado entusiasmo no pude lograr un cambio significativo en la falta de interés de la gente por nuestro grupo de Harinama mientras hacíamos nuestro camino por las calles, incluso me llegué a preguntar si vendría alguien por la noche, era importante para nosotros juntar una buena multitud ya que el festival era un experimento que dejaba atrás los grandes eventos públicos al aire libre. Aunque queríamos concentrarnos en audiencias pequeñas pero sería en vano si nadie llegara a venir.

Ya había lidiado efectivamente con mis dudas de la mañana, ahora me estaba poniendo aprensivo sobre si nuestra nueva estrategia de prédica podría funcionar, a nuestro regreso le expresé mis sentimientos a Sri Prahlada, él me respondió que aunque tan sólo llegaran unos pocos el programa sería un éxito y me contó la historia de una familia en Varsovia que se había puesto en contacto con nosotros:

Vara-nayaka prabhu se puso en contacto con un abogado de reputación para obtener asesoría legal, en su primer encuentro Vara-nayaka le preguntó al abogado si sabía algo sobre el Movimiento de la Conciencia de Krsna, el abogado sonrió y recostándose sobre su sillón dijo: “Bueno a decir verdad si”.

“Como usted sabe”, continuó “es una tradición en nuestro país que dos veces al año el cura local visite los hogares de la congregación, justo la semana pasada nuestro padre nos visitó para bendecirnos y ver cómo nos encontrábamos. Mientras estábamos sentados en la sala el cura le preguntó a mi niña de 9 años si le gustaba ir a la iglesia.

“Oh si, Padre”, le respondió.

“Eso es bueno”, respondió el sacerdote “¿tienes alguna canción favorita que te guste cantar sobre nuestro Señor en el Cielo?”

“Oh, si claro que la tengo,”

“Por favor cántala para nosotros”, dijo el cura “y bendícenos”.

Para la sorpresa de todos, mi hija se paró en el sofá, levantó sus dos manos al aire y meciéndose para adelante y para atrás con una gran sonrisa en su rostro comenzó a cantar: "Hare Krsna, Hare Krsna, Krsna Krsna, Hare Hare; Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare”.

“Mi esposa y yo quedamos boquiabiertos y el cura entró en estado de shock, estaba muy incómodo y no sabía que hacer, por lo que se paró, se excusó y se marchó.

“Giré hacia mi esposa y le pregunté ¿Qué fue eso!?

“¿Recuerdas el Festival de la India?” dijo. “Fuimos el verano pasado en la
costa.”

“Oh sí”, le dije “claro, el Festival de la India”.

Me reí por la historia, “si tan sólo el Señor nos mandara un ángel así para esta noche”, dije.

Cuando llegamos al salón esa noche una vez más me encontraba sin preparación para lo que nos esperaba, pero esta vez en lugar del cartel de Maya en la calle se encontraba el cartel de misericordia del Señor Caitanya, llegué 30 minutos antes del programa y quedé sorprendido al ver 350 asientos ocupados, al igual que los pasillos.

La mayor sorpresa fue que muchas de las personas eran las mismas que habíamos visto en la mañana por la calle, había empresarios, amas de casa, niños y estudiantes. Bastantes de los tatuados estaban sentados en el piso, quietos y portándose bien, esperando que comenzara el programa. Incluso unos cuantos borrachos se las arreglaron para entrar. Fingiendo sobriedad y buena cordura llegaron hasta las primeras filas. Segundos después seguí escaneando la audiencia con más cuidado y para mi sorpresa vi a tres skinheads en la esquina, sintiéndose un poco incómodos en este prestigioso salón.

Difícilmente pasé entre la gente logrando llegar hasta el escenario donde volteé y miré a la audiencia, la atmósfera se sentía eléctrica llena de excitación, la gente hablaba del programa que estaba a punto de comenzar. Escuchaba la palabra “Krsna” una y otra vez. Al igual que muchas otras veces antes, me maravillé de la gran misericordia del Señor Caitanya.

quote:

lokan samastan kali durga varidher
namna samuttarya svatah samarpitam
sri gaura candrair hari vaisnavanam
namnas ca tattvam kathitam jane jane

Lleno de compasión espontánea Él restauró a toda la gente de vuelta en
conciencia y a través del medio de Su Santo Nombre, les permitió pasar más
allá del infranqueable océano de la era de riña. En consecuencia por las
doradas lunas del Señor Hari y de los Vaisnavas, las noticias de los Nombres de Krsna se pasaron de persona a persona.

[Srila Sarvabhauma Battacarya, Susloka - Satakam, Texto 46]
Nuestro pequeño grupo de 15 devotos hizo una simple pero atractiva presentación de bhajan, danza, teatro y clase. La gente quedó encantada, parecía que había terminado antes de que hubiera comenzado y pronto me encontré firmando libros en una mesa.

De repente escuche una voz: “Hare Krsna Srila Gurudeva”, debido a la ruidosa multitud no podía encontrar de dónde venía, entonces, una pequeña mano con un ramo de flores apareció frente a mi rostro, “esto es para usted”.

Miré para abajo y vi a una pequeña niña vestida con un sari y una gran sonrisa en su rostro.

Le sonreí devuelta, “bueno gracias”, le dije “¿cuál es tu nombre?”

“Mi nombre es Kamila y tengo nueve años”, dijo la pequeña “¿no me recuerda?”

“Bueno, no exactamente” le respondí, “conozco a muchos niños en mis viajes, pero gracias por las flores”.

Ya que se trataba de tan sólo una pequeña quería dar por terminado el encuentro y encontrar un adulto a quien predicarle.

“Nos conocimos hace dos años” continuó, “en uno de sus festivales en esta ciudad, lo vi cantando bajo la lluvia aquel día, cuando mis vecinos me dijeron que iban a venir al festival yo también quise venir”.

“¿Nos viste cantando bajo la lluvia?” le dije, pensando en mi resistencia de unirme al kirtan debido al mal tiempo de esa mañana.

“Si” dijo ella, “y esa noche durante el festival al verme interesada,
usted me habló y contó historias acerca de Krsna”.

De repente la recordé.

“Nunca lo he olvidado” dijo, “todas las mañanas al despertar y al ir a acostarme le oro a usted”.

Mis ojos de repente pararon de buscar algún adulto en la multitud y la miré, “¿si lo haces?” le pregunté.

“Oh si” me dijo, “le estoy muy agradecida”.

“¿Lo estás?”

“Si” dijo, “y tal como le prometí he estado cantando diariamente tres rondas en la japa que usted me regaló, Srila Gurudeva, esta vez me gustaría pedirle un nombre espiritual”.

“¿Tus padres son devotos?” le pregunté.

“No y están divorciados, yo vivo con mi madre”.

”Oh ya veo” le dije, “¿y qué pensaría ella si yo te diera un nombre espiritual?”

“¿Por qué no le pregunta usted mismo?” me dijo la niña, “la traje al programa, está cerca, iré por ella”.

Corrió y en minutos volvió con su mamá.

“Encantando de conocerla” le dije mientras le estrechaba su mano.

“Yo estoy más encantada de conocerlo” me respondió, “usted ha hecho tanto por mi hija, ella lo ama muchísimo, las paredes de su cuarto están cubiertas con sus fotos. Debo admitir que cuando volvió de su festival hace dos años atrás me encontraba un poco molesta, se había ido sin mi permiso”.

“Pero mi irritación pronto se convirtió en asombro” continuó, “solía ser una niña muy malcriada, muy difícil de manejar. Pero luego de un solo encuentro con usted cambió mucho. ¿Entonces, cómo podría yo quejarme cuando ella le ora a usted todos los días y canta en las cuentas que usted le dió? Incluso estaba leyendo los libros de su Movimiento, con sus nueve años de edad no podía entender mucho, pero lo que si llegaba a entender lo compartía con sus compañeritos de escuela. Un día en la clase de religión cuando el cura estaba hablando mal sobre otras religiones mi hija se paró y lo desafió, “todas las religiones son buenas” dijo ella, “y la gente tiene el derecho de elegir lo que desee seguir”, cuando le dijo que ella era una seguidora de los Hare Krsna, el padre quedó mudo.

Se le pidió que abandonara la clase, recientemente me llamaron de la Dirección y me dijeron que si la niña seguía predicando la Conciencia de Krsna a sus compañeros tendría que abandonar la escuela para siempre”.

“Ellos saben que no come la carne de la cafetería y que en cambio la trae a casa y se la da al perro, ¿qué pensarían si se llegaran a enterar que ya no hace eso tampoco?, hace pequeñas bolitas dulces, las ofrece ante su foto y se las da al perro, tengo el perro más gordo de la vecindad.

“Pero créame, no estoy molesta. Entiendo que tengo una hija especial, me está enseñando mucho, gracias a ella ya estoy leyendo el Bhagavad-gita”.

Mientras la pequeña permanecía frente a nosotros cantando sus rondas.

“Ha estado tan ansiosa esperando verlo que ya no dormía durante las noches” agregó la madre.

Kamila sonrió y me miró nuevamente, “Srila Gurudeva” me dijo, “realmente me gustaría mucho tener un nombre espiritual, pero alguien me dijo que tengo que cantar 16 rondas y ser su seguidora”.

“Los niños pueden obtener un nombre espiritual” le dije, “y no me puedo imaginar una mejor seguidora que tú”.

Pensé durante un momento “bueno, te daré el nombre de Syama-lila dasi” le dije.

Inmediatamente me ofreció reverencias, al levantarse lo hizo con lágrimas en los ojos, “estoy muy agradecida” me dijo.

Miré a su madre y me dijo “las dos le estamos muy agradecidas".

Syama-lila me abrazó y me dijo adios.

Cerré mis ojos y le agradecí al Señor por haber cumplido el deseo que había compartido con Sri Prahlada aquel día, el Señor me había enviado a un pequeño ángel.

Miré al cielo e hice un voto de nunca más volver a dudar de salir a predicar las glorias del Señor –Incluso bajo la lluvia.

quote:

dasyam te krpaya Natha
dehi dehi mahaprabho
patitanam prema data
syato yace punah punah

¡Oh Mahaprabhu! Le ruego una y otra vez, por favor sea misericordioso y deme Su servicio, Usted es el que da el regalo de amor por Krsna a aquellos que caen en las mandíbulas de la serpiente de samsara.

[Srila Sarvabhauma Bhattacarya, Susloka-Satakam, Texto 10]
© 2003 - SS Indradyumna Swami - www.predicador-viajero.com

© 2006 Templo Virtual de ISKCON (trad. al español)
El contenido de estas narraciones no podrán ser reproducida sin previo consentimiento por escrito del autor.

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