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Soja: el exceso tambien dana

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Enviado Martes, 01 de Abril de 2008 - 05:29 pm:   

¿Hormonas alteradas?
Soja: el exceso también daña

Laura Bravo, Univision Online

Millones de estadounidenses han incorporado la soja a su dieta diaria para reemplazar las proteínas de la carne y como fórmula para prevenir males como la osteoporosis o el cáncer. Pero algunos estudios sugieren que su consumo diario puede producir alteraciones hormonales que afectan sobre todo a los más pequeños.

Disminuye el desempeño sexual

¿Eres vegetariano y crees que el consumo diario de soja te salva de la falta de carne en tu dieta? ¿Crees que bebiendo leche de soja a diario completarás tus necesidades de calcio y proteína? ¿Estás entre el 25 por ciento de mamás estadounidenses que dan leche de soja a sus bebés creyendo que los están alimentando con ingredientes naturales y fortificantes? ¿Compras en el supermercado productos que contengan isoflavonas para mejorar tu rendimiento y prevenir “achaques” de la edad como la osteoporosis? Pues si estás en alguno de estos grupos, es hora de que prestes atención a los últimos estudios científicos sobre la soja.

Este vegetal, que hizo furor en los ´90 y que hoy está instalado como el paradigma de la dieta sana, puede traer aparejados efectos secundarios difíciles de imaginar.

Para empezar, el consumo diario de soja tiene un efecto directo sobre la producción de testosterona, la hormona responsable de la libido en hombres y en mujeres. A mayor consumo de soja, menor producción de testosterona. Esto, que puede ser secundario en un adulto al que no le interese su desempeño sexual, es determinante en el desarrollo de los órganos reproductores de los más pequeños.

“La soja no es una comida milagrosa, ni es la respuesta al hambre del mundo, no es una panacea y no es un alimento seguro”, afirma la médico Kaayla T. Daniel, doctora en nutrición y autora del libro “The whole soy story” (“La historia completa de la soja”), en el que se desmitifican uno a uno los beneficios de un alimento que la ciencia aún no termina de conocer. Daniel, que en su trabajo cita casos de animales cuya salud reproductiva se ha visto seriamente afectada por la soja, asegura que esta proteína tiene los mismos efectos nefastos sobre el ser humano.

“La soja es estrogénica, por lo tanto los hombres, especialmente los niños, no deberían consumir grandes dosis”, asegura el doctor en medicina Fred Pescatore. ¿Qué hay de los estudios y los comerciales que nos dicen que la soja todo lo cura? Estos estudios, explica Pescatore, han sido realizados en dietas en las que se consume soja fermentada. Los consumidores, sobre todo los vegetarianos, comemos la proteína aislada –no fermentada-, lo que la convierte en una especie de veneno si se toma demasiado seguido.

Los bebés, más vulnerables

Aunque no existan conclusiones determinantes que culpen a la soja del aumento en la infertilidad, es conveniente no exponer a los más pequeños a los posibles efectos nocivos que traen aparejadas las dosis diarias de esta proteína.

Según un estudio publicado por las doctoras Sally Fallon y Mary Enig, un bebé alimentado exclusivamente con leche de soja recibe una dosis de estrógeno equivalente a cinco píldoras anticonceptivas diarias.

“Un cuarto de los padres de los Estados Unidos usan leche de soja para reemplazar a la de vaca y a la leche materna en la dieta de los más pequeños”, señala el doctor Richard Sharpe, especialista en reproducción humana. Sharpe asegura que los bebés alimentados con esta leche vegetal engordan normalmente, pero pueden estar expuestos a niveles de progesterona demasiado altos. Esto es así porque los granos de soja contienen altos niveles de isoflavona, un producto vegetal que imita las propiedades de la hormona femenina.

“Los bebés varones experimentan una "oleada de testosterona" durante los primeros meses de vida, cuando los niveles de testosterona pueden llegar a ser tan altos como los de un varón adulto. Durante este período, el bebé es programado para expresar características masculinas después de la pubertad, no sólo en el desarrollo de sus órganos sexuales y otros rasgos físicos masculinos, sino también en el establecimiento de patrones cerebrales característicos de la conducta masculina”, explican Fallon y Enig.

Las autoras del estudio “Por qué debe evitarse la soja” recuerdan que fue en la década de 1970 cuando los occidentales comenzamos a consumir productos fabricados con soja, y aseguran que esto puede relacionarse con las discapacidades que muestran los niños para el aprendizaje.

En las niñas, los posibles efectos son igual de alarmantes: según un reporte de la revista Pediatric, las mujeres están desarrollando senos y bello púbico antes de lo normal. Para las doctoras, esto está íntimamente ligado al aumento en el consumo de los estrógenos contenidos en el tubérculo oriental. “En el estudio sobre el desarrollo prematuro de los senos, llevado a cabo en 1986 en Puerto Rico, la más significativa asociación dietaria con el desarrollo prematuro sexual no fueron los pollos - como informó la prensa - sino las preparaciones de biberones a base de soja”, aseguran las especialistas.

¿Enemiga de la fertilidad?

“Cientos de estudios epidemiológicos, clínicos y de laboratorio relacionan la soja con malnutrición, desórdenes digestivos, disfunción de tiroides, infertilidad y debilitamiento del sistema inmunológico”, asegura la doctora Kaayla Daniel. En su libro, Daniel recuerda que en los setenta, la Organización Mundial de la Salud destinó 5 millones de dólares a estudiar los efectos anticonceptivos de la soja, el lino y la alfalfa.

“Los investigadores se dieron cuenta de que algunas tribus usaban la soja como ingrediente para control de natalidad. No aplicaron este método natural para reemplazar a los métodos que conocemos simplemente porque tiene los mismo efectos secundarios que la píldora”, afirma.

Según Daniel, el fitoestrógeno de la soja afecta a la fertilidad y el desempeño sexual de los hombres. “En 1992, investigadores daneses reportaron que la calidad del esperma había bajado en un 50 por ciento entre 1939 y 1990. Las causas más probables son los desechos químicos en el ambiente y la presencia de fitoestrógenos de la soja en alimentos que no necesariamente son de soja, que ni siquiera sabemos que están hechos en base a esta legumbre”, recuerda la autora.

El ejemplo de los animales

Para ilustrar su tesis, Daniel explora en el mundo animal. Uno de los ejemplos citados por la doctora en nutrición es el de los pandas del Zoo Nacional, en Washington. Los osos no muestran demasiado interés por reproducirse, al punto que especialistas de China recomiendan proyectarles videos XX que les muestren cómo hacerlo.

“Es tiempo de mirar cuál es la dieta del panda. En un artículo del Washington Post, los cuidadores del panda dicen que estos osos tienen una dieta rica en bizcochos de soja. Sin dudas, las isoflavonas son las que han causado infertilidad, falta de libido, ansiedad, aislamiento social y otros desórdenes de conducta en estos animales”, opina Daniel.

En su estudio, las doctoras Sally Fallon y Mary Enig narran el caso de las aves de Whangerai, de Nueva Zelanda, cuyo plumaje se colorea cuando alcanzan la madurez, entre los 9 y los 24 meses. Un criadero empezó a alimentarlas con alpiste a base de soja y el plumaje de las aves se coloreó a los pocos meses. Aunque en fabricante dijo que esta maduración temprana era una ventaja de su alpiste, en los años subsiguientes se vio que junto con el crecimiento precoz las aves experimentaban una disminución en la fertilidad.

Sallon y Ening recuerdan que los monos que tienen deficiencia en la hormona masculina no desarrollan de forma apropiada su percepción espacial, su capacidad de aprender y de agudizar su vista.

Aunque especialistas en alimentación como Nan Andrews Amish aseguren que una baja en la testosterona no necesariamente es mala –sobre todo en los varones agresivos- y aún existan férreos defensores de la dieta de la soja, es bueno tomar algunas precauciones y consumirla en bajas dosis, ya que aún la medicina no termina de conocer los alcances de esta proteina, que además suele estar modificada genéticamente en un 70 por ciento. Hasta con los brotes de soja los excesos son malos.

FIN

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